dijous, 27 de desembre del 2007

Pròleg


Pròleg:
Observaciones sobre el Reyno de Valencia.
D. Antonio José Cavanilles any 1795.


"157. Exâminadas las Riberas del Xucar y las costas del mar hasta la huerta de Gandía, veamos ahora los montes de Valldigna, montes recomendables por sus preciosos mármoles, por la multitud de vegetales que allí crecen, y por ser el punto de reunion, ó el principio de las cordilleras del Benicadéll y Serra grosa. Ocupan como tres leguas de oriente á poniente, y mas de dos de norte á sur : sus faldas meridionales se pierden en la huerta de Gandía, á excepcion del ramal que atravesando el valle de Albayda forma el Coll de Llautó, sirviendo allí de límites entre los expresados valle y huerta; por el poniente corren hasta los términos de Alcira, Carcaixént y San Felipe; por el norte dexan los valles de Aigües vives y Valldigna; y por el oriente los términos de Xerésa y Xaráco. Todo el grupo de montes es calizo, dispuesto en bancos casi horizontales, y no pocos de preciosos mármoles : la tierra que se halla entre las peñas y raices es marga arcillosa colorada : se distinguen en ellos varios puntos elevados como el Monduber, el Peñalba, el Toro, la Cima de Aldaya y el Puigmola. Creyéron algunos que el Monduber era de los mas altos del reyno, acaso por presentarse al mar sin obstáculos, y descubrirse desde muy adentro; pero en realidad apénas llega á los montes de segundo órden, siendo inferior á Serrella, Benicadéll y Mariola. En dos horas y media se sube sin fatiga desde el Monasterio hasta la cumbre : las faldas son quebradas, y muchas veces con precipicios : el único paso abierto al norte está entre el Peñalba y Toro por un boquete elevado sobre el nivel del mar de 1000 pies, por donde se entra en el valle de Baríg, que en aquella altura dexan los montes de Peñalba y Monduber al norte, Puigmola y Aldaya al mediodia. Aldaya se llamó antiguamente Darona, nombre que corrompido se conserva con el de Droba, que tiene hoy dia la preciosa heredad de los Monges. Parece que el valle de Barig y las hoyadas que se ven en las alturas son posteriores á la formacion de aquellos montes, que en otro tiempo debian de formar un solo cuerpo. Hacen probable esta opinión varios indicios, como la semejanza de piedras, bancos y vegetales que se advierten en ambos lados del valle, la uniforme inclinacion al sueste de los bancos del Monduber y Peñalba, quando en los opuestos del Puigmola y Aldaya es al norueste, lo que indica haberse hundido ó destruido otro monte mayor que exîstió entre ellos; pero sin detenerme en esto notaré solamente los fenómenos que conducen á rastrear la construccion interior de los montes, y la causa por que están expuestos á hundimientos.
158. El valle de Barig podrá tener un quarto de legua de diámetro en su mayor anchura, donde se halla el lugarcillo de su nombre de 24 vecinos; estréchase luego hasta dexar un paso angosto en el sitio llamado Portichól; continúa despues con algun ensanche hasta la Droba, y fenece por la union del Monduber con la Cima de Aldaya. Es este valle como el receptáculo de las vertientes de aquellos montes elevados, sin poder salir las aguas por ninguno de los lados que le cercan; de modo que se veria convertido en laguna, si la Providencia no hubiera dexado varios sumideros, á que se da el nombre de Avencs, por donde las aguas se introducen, atravesando las entrañas y aun los cimientos de los montes. La figura ordinaria de estos sumideros se parece á la de un embudo mas ó menos profundo, en cuyo centro hay cantos y tierra que no pudo introducirse con las aguas, En las entrañas de los montes debe haber cavernas considerables y gran número de dilatados tubos y canales, y los bancos interiores deben perder continuamente la union y la base terrea que tenian. Porque las dos fuentes lamadas Mayor y menor, cuyas aguas forman un rio pernne que fertiliza el valle inferior de Valldigna, salen por la raiz del Toro mil pies mas baxas que el valle de Barig, y corren sin disminucion en tiempo seco; lo qual manifiesta que en las entrañas de los montes hay depositos considerables, y por consiguiente cuevas, canales y humedad que debe ablandar las tierras, dexar las peñas sin base, causar hundimientos el lo interior, y preparar sucesivamente otros en la superficie. Dichos depósitos, aunque considerables y suficientes para contener las aguas en tiempos serenos, no pueden admitir la cantidad enorme que á ellos acude en las grandes lluvias, harto freqüentes en aquel recinto : en semejantes ocasiones las aguas llenan lo interior del monte, y forzadas por la columna que las oprime, se abren paso llevándose la tierra y desquiciando peñas: las de la fuente Mayor se enturbian por la mucha tierra colorada que contienen. Entonces se ve con admiracion formarse un rio caudaloso en el barranco del Toro, brotando en su fondo por entre peñas secas tal multitud de fuentes, que en el espacio de diez ó doce varas dan aguas para inundar el valle de Valldigna, y consternar sus vecinos. La violencia con que saltan las aguas por los surtidores que allí llaman Brolls , y el continuar con la misma fuerza por algunos dias despues de las lluvias, prueba que llenáron todos los vacíos del monte, y que hiciéron estragos en las entrañas robando la tierra de que salen cargadas.
159. Es interesante la vista en tales casos que ofrece el nacimiento del rio, pero lo es mas la que presenta el valle de Barig despues de lluvias abundantes. Subí á aquella altura para ver el espectáculo que dió la naturaleza en 1º de Octubre de 1791 despues de un diluvio de tres dias. Apenas entré en el valle ví que la montaña opuesta de Puigmola brillaba por las anchas cascadas que de muy alto se precipitaban : los caminos, los campos y casi toda la superficie rebosaba de aguas, que por varias sendas corrian á los sumideros, formando unas veces saltos, y otras remolinos. Distinguia entre los sumideros el llamado de la Doncella siempre abierto, que empieza por un barranco, en cuyo fondo se descubre una grande peña casi en arco, y debaxo de esta una boca de doce pies de diámetro, por donde entraban y desaparecian las aguas. Los caños de la copiosa fuente de Puigmola salian con tanta fuerza, que saltaban á mucha distancia de la concha destinada á recibirlos, y las cristalinas aguas despues de serpentear por los verdes prados formaban vistosas cascadas en todos los ángulos del pequeño edificio de la fuente. El movimiento de tantas aguas daban nueva vida á los vegetales, que por todas partes cubrian lo inculto. Desplegaban allí sus hermosas flores el narciso tardío, la cebolla albarrana, el cila de otoño, el antirrino con hojas de maya, y el teucrio iva; otras plantas que habian florecido estaban aún verdes y lozanas."


foto: Estatua de Cavanilles al Jardí Botànic de Madrid